El protocolo de Kyoto se firmó en 1997 y en él los paises del mundo se debían comprometer a adoptar una serie de medidas para reducir las emisiones de algunos de los gases de efecto invernadero. El objetivo era reducirlas en un 5% entre el 2008 y el 2012, tomando como datos de referencia los del año 1990. No entró en vigor hasta 2005, con la firma de Rusia el año anterior. Salvo por el retraso, hasta aquí todo me parece correcto.
Pero Estados Unidos nunca lo llegó a aceptar. Canadá, Japón o Rusia no han firmado la prórroga y China u otros países emergentes no estuvieron nunca incluidos. Un fiasco, vamos. Con un protocolo para Europa y unos pocos más, no hacemos nada.
El tema es que todo el mundo habla del protocolo como si fuera la salvación del planeta... parece que podemos estar tranquilos... PUES NO. No se os ha informado bien. El protocolo de Kioto no sirve para absolutamente nada. Se necesita más compromiso y sobretodo se necesita que se hagan las cosas bien. No se puede pretender que USA firme un protocolo, cuando, siendo un país que con el 4% de la población mundial y consumiendo el 25% de los materiales fósiles, se le exija reducir sus emisiones mientras que China, Brasil o La India ni siquiera estén incluidos.
En 2012 las emisiones aumentaron un 2´6% a nivel mundial respecto al año 1990. Y menos mal que está la crisis mundial de por medio...
Es curioso también el caso de España. Se comprometió a aumentar sus emisiones en menos de un 15%. Sí, no es un error: Aumentar. Y lo peor de todo: No lo hemos cumplido!!
Y luego están los permisos de contaminación. Estos son como unas licencias para poder contaminar hasta los límites establecidos por el protocolo. Los países que lo firmaron las regalaron a las empresas más contaminantes y de forma gratuita. El que contamina es, entonces, recompensado. Además, estas empresas, si en un año no llegan al límite, el año siguiente pueden contaminar más. También puede comprar permisos a otras empresas que no los hayan utilizado. Incluso pueden invertir en programas para reducir la contaminación en otros países y así obtener más permisos. A mi todo esto me suena a chanchullos. (Y por cierto, que España, al no cumplir sus objetivos, tiene que gastarse 800 millones en permisos de contaminación).
Estas cosas hay que estudiarlas mejor. Y, desde luego, debería nacer del compromiso de cada uno de los países. E invertir el dinero pensando en el futuro y no en el presente. Parece que es mucho pedir, verdad? Entonces lamentablemente no nos queda más remedio que aceptar la derrota.
Lo bueno es que la UE sí ha cumplido con el "contrato".
Tengamos esperanza en el nuevo protocolo que se firmará en el 2015. A ver si esta vez sí que sirve para algo. Aunque no hay muchas esperanzas, la verdad.
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