30 agosto, 2015

27S

En una guerra, todos pierden. Eso decía mi padre. 

En las elecciones al parlamento de Cataluña del próximo 27S, pase lo que pase, todos pierden. Finalmente lo han conseguido. 

Digo que todos pierden porque no van a lograr su objetivo (o lo que dicen serlo), porque todo el mundo sabe que no es posible. No puede existir una Cataluña independiente del resto de España. 

Es simple: La constitución española no lo permite; así que por lo tanto, en caso de incumplimiento de la misma, el mismísimo Rey ordenaría al ejército actuar si fuera necesario. No habría una guerra, pero sí una retirada del parlamento de todo el que por allí anduviera. Antes, supongo, el presidente del país haría cumplir la ley (a deshora, por supuesto, como viene haciéndolo todo últimamente).

El objetivo de los organizadores de toda esta absurda situación, por cierto, no es otro que salvarse el culo. Les llega la mierda hasta las orejas y liándola de esta manera suponen que evitarán el ir a la cárcel. No sé si lo conseguirán, y eso que todo el mundo sabe que lo que quieren es seguir robando.

Cada uno puede creerse lo que quiera. Si hablas de que Pujol y compañía han robado millones, te dirán que Bárcenas y compañía también. Una cosa no quita la otra. Pero no puedes intentar movilizar a un pueblo vendiéndoles el “España nos roba” cuando el más ladrón de todos eres tú. Es una vergüenza. Económicamente perderíamos todos, esto está más claro que el agua.

Tampoco puedes negar que ha habido una trama de adoctrinamiento bestial. Se ha cambiado hasta la historia a su antojo. ¿O acaso existió el Reino Catalano-Aragonés? Banderas, publicidad, TV3, mensajes subliminales… ¿No se dan cuenta?

Y todo esto ¿para qué? Para su propio beneficio. Para enfrentar al pueblo y seguir teniendo el poder. Es lo mismo que la separación Izquierda-Derecha. Al final, son los mismos (mismo perro con diferente collar) pero tener a la gente dividida en solo dos bandos te garantiza el poder. La gente no lo termina de ver. Y está pasando.

La felicidad de un pueblo debería ser el objetivo final de los políticos que nos desgobiernan. Están logrando justamente lo contrario. En Cataluña se están aprovechando de la crisis para enfrentar más aún al pueblo. Han esperado pacientemente a su presa y la atacan cuando más susceptible es de caer en sus garras.

Han utilizado un idioma: el catalán (que es lo único que los diferencia del resto) como arma política.
Si lo piensas, el ser humano inventó el lenguaje para comunicarse entre sí y para la trasmisión de ideas y conocimiento, o lo que es lo mismo: para crear y para crecer. Ellos lo están utilizando para justamente lo contrario, y el lenguaje, entonces, pierde su sentido. Y aun así hay gente que no lo ve. Lleva el odio metido tan adentro que no es capaz de apreciar el segundo idioma más utilizado en el mundo. El catalán es un sinsentido.

La realidad es que si todos unidos lucháramos por cambiar el gobierno, las leyes o el estatus-quo...Si lucháramos por la transparencia o la separación de poderes. Si lucháramos porque todos los españoles nacieran iguales. Si fuéramos todos a una, seríamos más felices y llegaríamos más alto. Ellos no quieren eso, y les estamos dando lo que buscan: odio, enfrentamiento, crisis y desilusión.

El 27S vota NO. Demuéstrales que están equivocados. Que el pueblo es capaz de pensar por sí mismo. Que sabemos lo que queremos.

Y más adelante, en las generales, demostrémosles que no queremos que nos mientan, manipulen o roben. Que queremos cambiar las cosas. Luchar unidos por el bien de nuestro país, nuestros hijos, nuestros nietos. Queremos ser felices y enfrentados no vamos a serlo nunca. No va a ser fácil pero ¿por qué no intentarlo?

26 agosto, 2015

El Toro de la Vega

Hay tradiciones que no llego a entender muy bien. 

Reconozco que yo no las he vivido desde pequeño como imagino lo han hecho muchos; por ejemplo los vecinos de Tordesillas, Valladolid. Es muy difícil meterse en la cabeza de los que lo han "mamado" desde que nacieron, y por lo tanto, como digo, no puedo imaginarme lo que sienten esas personas que cada año acuden al festival del Toro de la Vega.

La verdad es que no puedo, por más que lo he intentado.

Tampoco puedo meterme en la piel de los que queman bosques intencionadamente cada año, de los que ensucian la playa o los que se fuman un puro en la terraza de un restaurante lleno de gente. Me es imposible meterme en su cabeza. Quizá sea cosa mía, no lo sé, o quizá es que a ellos no les llegue bien la sangre al cerebro, o hayan tenido una infancia difícil o, simplemente, sean unos grandísimos hijos de puta. Como digo, es posible que quizá sea cosa mía. 

El caso es que nunca me gustó ver sufrir a un animal. Y creo que provocarlo, y encima hacer de ello una fiesta, está de más, sobretodo cuando estamos ya entrados en pleno siglo XXI. Lo veo, por ejemplo, desde la perspectiva de una civilización avanzada que se dignara a visitar la Tierra, y me parece de locos... ¿Qué sentirían? Somos unos salvajes que se divierten con el sufrimiento de un pobre animal... corriendo como borregos detrás del toro y compitiendo por ver quien es el más valiente. Aunque yo no pueda vivirla desde la cabeza de esos que disfrutan con ello, no puede negarse que lo que he descrito es la imagen que se ve desde fuera. 


Lo peor de todo es que el estado lo subvenciona, con el dinero de todos. 

El toreo me parece una cosa elegante y algo muy de nuestra España, que algunos simplemente critican por ser precisamente eso, una tradición española. Siempre he pensado que debería evitarse el hacer sufrir físicamente al toro. Si se hiciera de esta forma, los toros ganarían, seguramente, más adeptos, aunque a costa de que a los aficionados les quitaran algo "tan importante" para ellos, según parece, como lo es la muerte del animal, o alguna que otra parte de su Fiesta. Bueno, creo que todos ganaríamos de esa manera, así que, ¿Por qué no?

Hay muchas cosas que uno no entiende... y tampoco pretendo que nadie venga a explicármelo; lo han intentado en más de una ocasión con argumentos que no me convencen lo más mínimo. Así que si eres uno de ellos, ya te adelanto... ni lo intentes. La imagen de degenerado y salvaje que das no te la va a quitar nadie.

Y si no lo eres y quieres apoyar la causa, hay diferentes métodos. Está, por ejemplo, Facebook:

https://www.facebook.com/pages/A-que-consigo-1000000-de-personas-en-contra-del-Toro-de-la-Vega/114321025340899

09 agosto, 2015

Historias del comunismo.

El comunismo es una teoría anticuada que nunca ha llegado a funcionar. Aún así, hay gente se jacta de ser comunista hoy en día. Quizá no sepan ni porqué, pero el caso es que lo son. 

No todos los hombres hemos sido creados iguales, y no todos podemos vivir en igualdad de condiciones. Lo que tendríamos que tener es todos las mismas oportunidades, y ahí es donde cada uno debería reforzar sus cualidades para, entre todos, hacer lo mejor por esta, nuestra sociedad. Pero ya sabemos que no es así. 

Y no solo no es así... lo primero que quieren hacer los comunistas de este país es, según parece, romperlo, así que empezarían no dando las mismas oportunidades a todo el mundo. (Parece ser que querer un país unido y en el que todo el mundo tenga las mismas oportunidades es de "fachas"). 

Para aquellos comunistas que siguen saliendo a las calles con camisetas/pancartas con las caras de Lenin, Stalin & company, voy a contar una historia de como funcionaba esta gente allá por los años en los que Rusia se llamaba la Unión Soviética. Es posible que alguno se sorprenda. 

La historia se remonta al año 1929, cuando Iósif Stalin asumía el control del país. A partir de entonces, aplicó, como hacen algunos, sus teorías políticas a otros ámbitos que nada tienen que ver con ellas. Es lo que tienen los extremistas, que aplican unas medidas solo porque su ideología lo dictamina, y no en base a la razón o la lógica. 

Un claro ejemplo de ello fue la ciencia, a la que Stalin dividía en "burguesa" y "proletaria". Con ello, todo el que practicara la primera sería castigado. Así, fueron arrestados muchísimos científicos. La mayoría de ellos acabaron trabajando (y muriendo) para el Estado en campos de concentración. Y en Siberia los campos de concentración no eran precisamente campamentos de verano.

Para el programa de investigación agronómica del país, puso al mando a Trofim Lysenko, un científico, si es que así puede llamársele, que denunciaba que las cosas vivas heredaban rasgos y genes de sus progenitores y que lo único que importaba era el entorno social. Incluso para las plantas. Eso era ciencia "proletaria". El mejor entorno, por supuesto, era el soviético. Y el peor, no cabía duda: el capitalista. Así, declararon ilegal toda la agricultura que se basara mínimamente en la genética y arrestaron y exterminaron a todo el que la practicaba. Eso sí, no lograron aumentar las cosechas y los millones de agricultores forzados a cultivar plantas socialistas acabaron pasando hambre.


Sin embargo a Stalin hubo un momento en que sí le interesó la ciencia: Cuando se dio cuenta de que en caso contrario podría frenar el programa soviético de armamento nuclear. Toleraba bastante bien a los físicos y de ellos decía: “Dejarlos en paz. Siempre estaremos a tiempo de fusilarlos”. Uno de los físicos más importantes (para Stalin) fue Flyorov. Cuando en los años 40 las revistas de ciencia dejaron de publicar sobre el uranio o la fusión, sospechó que algo estarían tramando en América, y así se lo hizo saber a Stalin. Empezó así el programa soviético para construir la bomba atómica. 

La primera bomba atómica rusa explotó en 1949. 

Tres años después moriría Stalin. 

26 años después nacería Pablo Iglesias.